martes, 29 de noviembre de 2011

LA DESCOLONIZACIÓN EN EL MARCO INTRA E INTERCULTURAL


La Descolonización en un marco Intracultural e Intercultural
Tiburcio Copa Mamani.
Docente ESFM “Bautista Saavedra”
La Paz – Bolivia

La descolonización es un concepto en construcción y es en este marco que se busca contribuir a la ampliación de su discusión, mediante la introducción de algunos elementos de debate que considero fundamentales para incorporar la diversidad de luchas desde las cuales sería necesario abordar este tema. Precisamente, las movilizaciones sociales de esta última década, así como la memoria de anteriores insurrecciones populares e indígenas producidas a lo largo de los momentos coloniales y republicanos de nuestra historia, han dado lugar a una diversidad de actores y horizontes que emergen en la actualidad para participar, disputar y reorientar el sentido de lo que ahora vivimos con el nombre de “proceso de cambio”. De esa manera, proponerse pensar y practicar la descolonización en un marco intracultral e intercultural implica necesariamente asumir la complejidad y diversidad de voces, proyectos y lugares producidos por la reacción social frente los núcleos de desigualdad existentes.

La descolonización es, en sentido estricto, el proceso mediante el cual los pueblos que fueron despojados del autogobierno mediante la invasión extranjera, recuperan su autodeterminación. La descolonización es un proceso básico de liberación y de autonomía. La descolonización tiene como consecuencia ineluctable la independencia, es necesario redundar en que la descolonización sólo puede ser entendida como un proceso de liquidación del sistema colonial y productor de independencia en los antiguos territorios dependientes.
En términos concretos, descolonización sería la liberación y la reconstitución de la civilización incaica. “La descolonización, entendemos nosotros, es continuar el camino de integración y unidad que bajo la forma de la “sociedad de los Inkas” los españoles encontraron y desestructuraron en la invasión iniciada en 1532”. Esta reconstitución tendría por lo menos dos componentes: en primer lugar la liberación a través de la conformación de su propia nación raza y cultura.
Es claro, entonces, que los intelectuales criollos deben ser, ante todo, consecuentes con su proyecto histórico. Se sienten bolivianos y como tales no pueden encarnar los intereses de los otros pueblos, pues su misma legalidad confisca la legitimidad descolonizadora indígena. Condicionados por esa situación, no tienen la posibilidad de entrever y asumir la naturaleza espuria de sus derechos y privilegios. Por ello, para esos intelectuales Bolivia es una realidad única y los indígenas son cuando más los pobres, los excluidos de un sistema injusto. Pueden poner en entredicho las formalidades de su Estado o la validez de un determinado sistema económico, pero no su identidad nacional.
De ahí se infiere por qué se piensa en la descolonización como en la reconstitución del incario. Y la misma va ligada al segundo componente, que es más complicado y tiene que ver con la forma bajo la cual se propone que podría organizarse una nueva nación incaica, que sería la forma estatal. “La descolonización implica, entonces, el debate sobre la forma estatal y su viabilidad contemporánea del Tawantinsuyu y del Qullasuyu, en tanto formas estatales”.
La descolonización para ser tal debe ser contemporánea. Ser contemporáneos significa manejar las condiciones actuales. El pensamiento poscolonial es retrógrado, pues busca fosilizar al indio en la imagen que de él se hace el colonizador el colonizador “liberador” y de “buena voluntad” que habla por el colonizado y lo diseña a su plena voluntad. En ese proceso, conviene que el dominado sea exótico y radicalmente diferente, de tal manera que esa “otredad” le impida el manejo de los mecanismos de poder y de control de la sociedad. Por eso, para el pensamiento poscolonial el indio no puede ser concebido como un administrador o un estadista (pues, ¡horror, se contaminaría con la modernidad!), pero sí como un personaje de feria. Sin embargo, la autodeterminación no es asunto de carnaval ni de circo, sino de manejo de lo que existe realmente.
Por tanto, la política del Estado Plurinacional a través de los ministerios correspondientes, de acuerdo a sus atribuciones, están encargados de coordinar con otros similares y entidades territoriales autónomas la implementación de programas y proyectos de descolonización, proponiendo políticas de gestión pública plurinacional con el propósito de facilitar la participación de las naciones y pueblos indígenas, comunidades interculturales y afro-bolivianas en la Administración Pública del Estado Plurinacional.
En ese sentido, la descolonización, entendida como la superación de los elementos coloniales que niegan las formas organizativas sociales originarias y el respeto a la diferencia, está enmarcada en un contexto distinto al que vimos líneas arriba. Aquí, nación y Estado bolivianos no son antagónicos respecto al proyecto de rescate de los lineamientos y prácticas centrales de pensamiento de los pueblos indígenas. Aún más, las luchas de éstos no podrían, según el autor, reducirse simplemente a la confrontación con las lógicas y los dispositivos de dominio, sino que tendrían que entenderse también como el aprovechamiento de los espacios y las oportunidades brindadas por algunas coyunturas políticas en el país, en favor de la obtención de derechos de las culturas originarias. Este es un punto interesante, porque la descolonización es propuesta ya en términos legales y constitucionales.
De esa manera, se debía emprender la descolonización con la reivindicación de la cultura ancestral, tanto la historia de los líderes indígenas como los valores y principios ancestrales; la identidad ideológica implica la postura política, el pensamiento filosófico y la cosmovisión. La identidad ideología de los movimientos sociales y líderes indígenas está relacionada con las ideas de la lucha contra el sistema de explotación.
Recuperar las identidades étnicas y culturales, espirituales y la cosmovisión de los pueblos y naciones originarias, puesto que esta acción implica un gran desafío a través de estudios y gestiones políticas para lograr sus objetivos esperados.
Recuperar la autoestima, mediante la toma de conciencia y la reflexión sobre los valores y principios ancestrales, (...) ¿Cómo recuperar la autoestima? Se trata de encontrarse consigo mismo, es decir encontrarse con su autovaloración como sujeto de descolonización. En otros términos, con su pertenencia cultural y memoria histórica.
En este contexto, el nuevo sistema educativo plurinacional en su implementación se basa en principios descolonizadores, fundamentado en una educación liberadora y revolucionaria, crítica y solidaria, orientada hacia la justicia y la verdad y que, por cuanto, cumpla su rol descolonizador. En la actualidad, la educación funciona como si fuese colonizadora por el mismo comportamiento de los docentes con la mentalidad colonial tanto en los centros urbanos como en las áreas rurales. Que permitirá reformar aparato burocrático y el servicio público, se necesita transformar la institucionalidad pública y los marcos jurídicos nacionales otorgándoles más responsabilidad y equidad.
La descolonización se considera como un principio aplicable a las servidoras y los servidores públicos, (…) las tareas de las servidoras y los servidores públicos deberían estar orientados hacia la preservación, protección y difusión de la diversidad cultural que es la base de la intraculturalidad y la interculturalidad.

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